Guerreros disidentes
Por Rhye A. Rodríguez
“Oh, you can’t shoot us down
You can’t stop us now
We’ve got a whole damn army
Oh, you can’t break us down
You can’t take us out
This will be behind us
Because we’re warriors
We’ll fight for our lives
Like soldiers, all through the night
And we won’t give up, we will survive…”
We are warriors by Avril Lavigne
Desde siempre hemos existido, en México por ejemplo, desde las culturas prehispanicas es que hemos prevalecido, en esos tiempos habían deidades que se denominaban como ambiguas. Existía Kahuil, el Dios Maya por ejemplo, que presidía la psicología homosexual y no solamente en esa cultura habían divinidades que nos representaran, aztecas, mayas y otros tenían diferentes dioses que representaban lo ambiguo o la dualidad. Teníamos también en los aztecas por ejemplo a Xochipilli o a Xoquiqutzal, incluso a Tezcatlipotla.
En la misma Biblia, si es que nos queremos ver un poco más occidentales, existen casos de dualidad y diversidad y qué digo la biblia, en las mitologías griegas y posteriores.
Hemos existido desde siempre y las pruebas están documentadas, tal vez no de todas pero sí de muchas de las relaciones claras y evidentes entre personas del mismo sexo.
Que bueno, si bien podemos diferenciar que una cosa es la orientación y otra la identidad podemos estar de acuerdo que siempre hemos estado aquí, desde los primeros tiempos y así como hemos existido desde entonces hay otra cosa sin duda que también nos ha acompañado y son las ganas del poder por querernos eliminar.
Han habido inquisiciones, han habido persecuciones. Podemos ver con claridad que los grandes estados ponían a su disposición la fuerza necesaria para eliminar cualquier rasgo de debilidad no acordada con lo “normal” y funcional que permitiera la vida útil y reproductiva del ser humano y más que del ser humano, del hombre.
En personas de sexo masculino han ocurrido y siguen pasando casos, en que es evidente cómo se ha menospreciado cualquier tipo de feminidad y podemos también aquí, aclarar y darnos cuenta de cómo ha existido a lo largo del tiempo una misoginia imperante. Está demostrado que la mujer ha tenido difícil el camino a lo largo de la historia y si no se acepta y se respeta a la mujer, muchísimo menos se aceptan rasgos femeninos en un hombre, cosa “antinatural” para antiderechos, pues no estaría siendo proveedor, claro y fuerte con su especie.
¿Qué se necesita para derribar ese pensamiento? Se podrá decir que no estamos como hace doscientos años pero, ¿realmente hemos avanzado?
El cuerpo y lo personal es algo político, algo que todas las ideologías quieren controlar. Es claro y podemos ver que todos somos sujetos del capital actual, estandarizables, medibles y vigilados. La política de todos es la dominación.
¿Cómo poder ser una persona libre en un estado donde todo el tiempo te quieren someter, donde todo el tiempo quieren borrar, donde te quieren igual al resto sin distinción, dónde te quieren homogeneizar y presentar con un uniforme a todos los demás para hacerlos, si bien iguales, pero a una igualdad a la conveniencia de ellos mismos de los que tienen el poder?
El género mismo, como sistema, es violencia, nos dice el filosofo Paul Preciado y yo creo que hay que hacer un llamado a la acción política, estamos en un momento histórico en el que podemos desvirtualizar y desvincular al estado del poder sobre nuestras identidades disidentes del sexo y género, quitarle el poder con el cual nos tiene sometidos por medio de la raza, el género, la clase y la sexualidad, esta última que es la raíz de la opresión según la filosofa María lugones, ella nos dice en sus textos cómo el estado mismo ha mezclado por medio de un sistema moderno de colonialidad de género al poder para hacernos más pequeños y así actuar a su beneficiencia en lo humano, haciendole ganar partido al hombre cis-hetero y blanco.
Lo humano se halla en la capacidad de ser con el otro de ser en la sociedad en comunidad y colectivo, es así como yo pienso la diferencia, la disidencia sexual, y es dentro de la disidencia sexual y de género donde podemos hallar una gran particularidad de aspectos en donde podemos involucrarnos realmente como especie.
Empecé este texto diciendo que desde el principio de la humanidad hemos sido acorralados y perseguidos por el poder y es cierto, ahora mismo, en estos momento ¿cómo podemos hacerle frente a esa violencia, a este patriarcado que nos han ido imponiendo?
En pleno siglo XXI, próximos al año 2022, viviendo con las consecuencias de una gran pandemia y recesión, cómo salir a la calle y defender lo que eres, defender tu pensamiento y tu ideología. Cómo vivir y ahí celebrarte, vivir una fiesta, así como las que se hacían antes, en las que se empezaban las revoluciones, cuando simplemente un grupo de gente quería vivir.
¿Por qué seguir escondiéndose después de vivir acorralados sin darle el valor a la lucha de Marsha P. Johnson, Nancy Cardenas y tantas más que pusieron el cuerpo para que nosotros tuvieramos la libertad que hoy gozamos? ¿Cómo hacerle justicia a su pelea?
Si realmente ya no estamos en esos tiempos donde todo era peor y ahora todo es un poco más libre por qué vivimos todavía en una represión en donde incluso ahora mujeres cisgénero nos quieren minimizar y nos violentan, no vamos muy lejos, hablemos del caso que ocurrió hace muy poco tiempo, en Guadalajara, donde simplemente por existir y por andar en una plaza pública, las mujeres de un mercado mal llamado feminista, querían expulsar a un par de personas, una usuaria de silla de ruedas y su pareja, una mujer trans, quienes iban caminando por ahí y las acorralaron, las amenazaron, señalaron y violentaron, de igual forma que en los tiempos de los nazis a los hombres que se creían de raza superior hacían con los homosexuales, a los que no cabían dentro del cuadrado perfecto en el que se vivían. Por qué hacer esto en estos mismos tiempos que vivimos, por qué seguir frecuentando la violencia y el sistema patriarcal que ellas mismas dicen criticar, por qué llamarse así, por qué ser así.
Estás mujeres ven en el cuerpo una amenaza, y no niego que haya violencia contra las mujeres, pero de pedir justicia a repetir lo mismo que tanto señalas y someter a personas porque no encajan en lo que es natural para ti, es distinto.
¿Una cosa que tendría que estar totalmente certificada para hacerse vivida, quién tendría que validarte, y para personificarse por qué tener que vivir en la cárcel misma del cuerpo?
El cuerpo se construye mediante una idea, mediante la representación y el sexo no es lo que te representa, ni siquiera el género te representa, eres tú, es tu identidad, es lo que te vives. Eres la persona que eres por medio de lo que te has configurado y de lo que te has ido abonando en constante cambio de tu vida. Tampoco hay que negar que estamos en una constante transición, esto es importante rescatar, vivimos en una constante transición que muy poca gente se atreve a llevar a cabo en la tercera dimensión, en su cuerpo mismo.
¿Cómo empezar, en estos tiempos que vivimos e identificarnos con quienes somos, cómo pensarnos como cuerpos autónomos, sujetos en este tiempo desde una subjetividad existencialista del supuesto sujeto en la verdad del tiempo?
En nuestro presente y situación, cómo podemos hacer políticas públicas que debatan nuestra existencia y nuestra felicidad para bien de todes. Qué cosas hay que poner en la agenda como prioridad para así poder vivir y poder llegar a un punto de inflexión en el cual se represente realmente a toda la humanidad que vive en este momento, en donde si bien ya sé aprobaron los matrimonios igualitarios se continúa con la discriminación para la adopción homoparental y lesbomaternal. ¿Cuál es la meta para las políticas, para los movimientos de la diversidad y disidencia sexual?
Yo creo que tenemos que hacer mucho más. La agenda no termina ahí, donde el eslogan se vitorea al ritmo de “amor es amor”. En la disidencia sexual no sólo existe la L y la G y si acaso B, estamos también aquí las personas trans, quienes si recuerdan fueron las primeras en dar la batalla, las primeras en aventar la primer piedra, quienes existimos desde hace muchísimo tiempo y necesitamos representación, necesitamos una movilización de la vulnerabilidad, vivir y declarar que existimos en resistencia.
Vivir no tiene que ser un privilegio, vivimos y existimos y necesitamos ser, tenemos el derecho de ser quienes somos, de vivir y al hacerlo estamos en todo nuestro derecho de resistir.
Ahora, tengo otra pregunta, ¿por dónde se empieza a cambiar dentro de un sistema opresor que nos ha conducido por siglos a esta dirección de violencia?
Yo creo y propongo hacerlo desde el lenguaje, habitar la diferencia ser desde las palabras que decimos, expresar lo importante que somos y decir, por ejemplo, desde mi vivencia personal, soy una persona trans no binaria y me defino a partir de ese no, soy una negación hacia lo que el estado me ha obligado a cargar, a lo que desde el principio de mi vida me hicieron llevar a cabo como un sexo al cual no me identifico, al cual me hicieron crecer que era mi única opción, negándome oportunidades para desarrollarme. Soy una negación y me digo no binaria porque no quiero pertenecer a cómo el mundo se ha presentado ante mí, al mundo que me han dicho que tengo que ser y del cual no me siento representado.
Por medio de las palabras que usemos nos vamos a defender de lo que hemos tenido que pasar, el lenguaje es de quien lo habla y estamos generando nuestro discurso, tal vez no sea tan nuevo pero es nuestro y es desde donde nos podemos realizar como personas.
Así bien, como digo que es importante el lenguaje, es importante representarnos mediante él, necesitamos contar nuestras historias, decir quiénes somos, llevar a cabo una aceptación personal y decidir que no somos ni ni una cosa ni la otra somos simplemente personas que queremos llevar a cabo nuestra vida y felicidad.
Hay que decir las palabras con la responsabilidad y el poder que en ellas conllevan. Yo no nací hombre, yo nací persona, vivo en un movimiento, en la movilidad, en un cruce, desde mi infancia he sabido que no soy aquello que me han nombrado y no pertenezco a esa casilla que siempre me hacían encerrar desde la escuela para dictaminar que era de sexo masculino. No, yo no soy una persona que nació en el cuerpo equivocado, nació en este que me tocó, en este que yo decido moldear y acomodar a mi voluntad. Que si decido hacerme procesos quirúrgicos u hormonales, como los que he empezado desde hace tiempo, simplemente es porque así lo quiero yo, porque yo decido ante mi cuerpo, pues es mío y de nadie más. No elegí donde nacer pero voy a vengarme del cis-tema con placer, no elegí ser una persona trans pero estoy muy orgullosa de serlo, seré feliz siéndolo.
Quiero que quede claro que esto que escribo es un llamado a la acción y no lo hago para las personas que no nos han entendido pero dicen aceptarnos y que creen que pueden mantener su poder y sometimiento contra nosotros de forma histórica como lo han llevado a cabo, no.
Estas palabras las grito hoy con toda la responsabilidad que me otorga el lenguaje y el poder de comunicarse para mis hermanas, para mis hermanes, para mis hermanos. Para todas esas personas que como yo en algún momento de su vida no sabían dónde ubicarse, para quienes no sabían cómo ni a quién contarle que simplemente no sabían por qué les atraía algo que les dictaba la sociedad como prohibido, por qué les gustaba una persona de su mismo género, porque les estaba pasando que ellos no se veían como se veían los demás ante el espejo, para ellos que no eran la imposición ni tampoco la expectativa que sus padres esperaban que fueran.
Es a ellos a quienes me dirijo, a las personas que cada día de la remembranza trans salen a marchar y siguen siendo reprimidas por el gobierno y su policía, siendo encapsuladas y gaseadas por el cuerpo de vigilancia de una mujer que gobierna este territorio que habito y que en vez de representarnos, que en vez de hablar y declarar sus opiniones acerca de la diversidad en la que dice estar construída la ciudad que dirige, simplemente se dejó llevar y mandó a sus policías a impedir el paso de las familias que buscan un mundo mejor para sus hijes y así reprimir a un cúmulo de gente que simplemente quería ir a recordar a las calles a aquellos a quiénes también les hablo en esto que escribo, a las personas violentadas, a quienes han sido torturadas, las personas asesinadas por este estado necropolítico.
Como dije desde el principio, desde el principio de los tiempos hemos sido sometidos pero ya se está acabando ese presagio, no queremos seguir así, desde hace mucho no hemos querido seguir así, nunca lo hemos querido.
Pero la otra pregunta que me hago es si estaremos realmente a tiempo de cambiar y no digo aceptar, porque yo no quiero que el lugar de mi existencia quede en el otro, no, y ahora sí me dirijo a ti persona antiderechos e intolerante: yo no quiero que me aceptes quiero que simplemente vivamos en armonía y que sepas que estamos aquí, que no nos hemos ido y que no desaparecemos, que no tienes el derecho de desaparecernos, que siempre hemos existido.
No quiero la tolerancia de esos que nos dicen que sí nos respetan pero que no nos metamos con sus hijos, que no nos metamos con las infancias cuando es justo a los que vienen a quienes quiero dejar un mundo más vivible, que no saboteemos su agenda política de derecha cuando lo único que quiero es simplemente existir.
Y sí, llénense la boca diciéndonos que somos una generación de cristal, por estar criticando por estar señalando, por estar defendiendo nuestros derechos, a fin de cuentas hay que aceptar que lo somos, pero es que somos una generación de cristal porque en este momento estamos rompiendo muchos cristales, se está batallando y se está liberando de la presión que tenían esos closets de cristal en los que siempre hemos existido y desde donde nos podían ver. Desde donde nos observaban como escaparates de comercios, a través de ellos pero que no nos querían realmente reconocer. Se están rompiendo todas las paredes de cristales rayadas, manchadas por sangre incluso.
Necesitamos cambiar. Necesitamos ir hacia un mejor futuro porque estos cristales no se van a recoger solos tampoco del piso, ahora que están rotos necesitamos limpiar el mundo y sanar. Necesitamos hacerle ver a las nuevas generaciones que no están solas, que se puede vivir, que podemos recuperar lo que teníamos perdido, que se puede ir adelante siendo diferentes, siendo quiénes somos realmente.
La situación aún no está perdida y no tiene porqué ser una batalla, porque de nuevo lo digo, yo no quiero vivir por medio de la violencia no quiero vivir y resistir y tener que pelear mis cosas por medio de las sombras. Yo creo que se puede hacer una revolución desde el afecto, desde las cosas positivas y es momento de cambiarlo, porque no podemos vivir de nuevo atormentados por el pasado y debatiendonos en el pensamiento en el cual nos han revolcado toda la vida, imponiendo que es la única salida, que es la violencia, la tortura, la necropolítica, yo quiero vivir sin miedo y quiero que los que vienen no lo conozcan.
Este cuerpo es solo mío, este cuerpo nos representa, este cuerpo somos todes.
Sí yo no pude crecer libre y decidir qué colores usar hasta que crecí y pude defenderme por mí mismo y valerme de mis oportunidades, no quiero que los demás que vienen atrás tengan que cargar la misma pesadez que yo viví. No quiero que tengan que ser abusados como yo lo fui, quiero información, quiero educación, quiero libertad, quiero que puedan vivir y ser libres, quiero que puedan ser quienes realmente son sin necesidad de ocultarse.
No quiero ser su voz, pues ellos tienen la propia y ellos pueden vivirse, creo que toda esta nueva experiencia que estamos viviendo en este momento de la vida es clave para vivirnos para representarnos, para sabernos en un nuevo futuro. No somos una moda, no somos algo que estaba queriendo llamar la atención, hemos estado aquí desde siempre y no nos vamos a ir.
Fuentes:
Preciado, P. B. (2000) Manifiesto contrasexual. Ed. Anagrama Trad. Julio Díaz y Carolina Meloni, 2002, 2011
Mignolo, W. (2008) Género y descolonialidad, Colonialidad y género: hacia un feminismo descolonial, por Lugones, M. Ed. Del Signo
Butler, J. (1999) El género en disputa, el feminismo y la subversión de la identidad. Ed Paidos Trad. Ma. Antonia Muñoz, 2007
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