Filosofia de la educación



Preguntas sobre la educación

por Rhye Rodríguez/Anne Feta Minaj


Dragas en la calle¿Cuándo se empieza a ser enseñante en la vida? ¿Será que se es maestro desde que compartes tu experiencia en cualquier ámbito y cambias algo en alguien y así, se genera una chispa extraña, una conexión que no puedes explicar?

En la vida vamos creciendo y conocemos personas en la escuela, intentamos manifestarnos de alguna forma, adivinando a tientas hacia donde nos podemos dirigir y poco a poco aprendemos cosas que, para bien o para mal, nos hacen lo que somos.

¿Y para qué aprendemos? Decidimos ser libres si aprendemos nuevas cosas a determinada edad, pero al principio de nuestra educación ¿qué motiva y cómo se dirige la enseñanza?

¿Nuestros padres intentan realmente educarnos para la libertad de conocimiento o ya se ha vuelto mero trámite capitalista la enseñanza escolar?



En estos tiempos pandémicos además, ¿Con qué fin o esperanzas en el futuro se puede seguir estudiando como si nada? ¿Hacia dónde apuntan los planes educativos en México, de la SEP, por ejemplo, que de la nada hace casi un año tuvieron que armar un plan de emergencia para que las infancias de nuestro país siguieran estudiando y no perdieran sus avances y cuál ha sido la experiencia radical vista desde los infantes que de un momento a otro han tenido que enfrentar el encierro y el poco tiempo de sus padres para su educación?

¿Qué tanto importa y a quién importa realmente el atraso, además, qué se considera atraso en la educación? ¿Cuándo comienza el proceso educativo en un ser?

En náhuatl existe el concepto para la crianza del humano, Tlacahuapahualiztli. Para los antiguos habitantes nahuas la educación comenzaba desde el momento del nacimiento, como una primera etapa. Desde ese momento se brindaba por la familia al recién nacido, la misión de tener un corazón firme, misma que se complementaba con una serie de sistemas, que a base de autocontrol y autoconocimiento guiaban a sus hijes para forjar su vida en una vocación que le harían descubrir su destino.

La escuela para la civilización náhuatl era la segunda etapa educativa de los jóvenes, se les llevaba a ella ya que estaban lo suficientemente formados como individuos con el conocimiento de sí mismos y el autocontrol para dejarse guiar por los Tlamatinime, filósofos nahuas que dirigían los calmecac o telpochcalli, y así comenzar su vida social.


Hoy tenemos un sistema de educación muy distinto a lo que los antiguos mexicas proponían, si se tiene la suerte, los infantes entran a guarderías cada vez más pequeños y de ahí saltan al kínder, luego a la primaria y secundaria. Cuatro niveles que los aztecas no imaginarían pues ellos daban a los Tlamatinimes a sus hijos entre los 12 y 15 años de edad aproximadamente; a veces antes según las circunstancias y esto me hace pensar bastante en el desapego que habrían de trabajar los menores con sus familias para soportar su destino, entre otras cosas, como el tiempo y la forma en que debían administrarse, en cuántos pequeños habría por familia, etc.

Hoy en día los padres tienen menos tiempo para trabajar y mantener a sus críos entretenidos. Hasta hace no mucho tiempo, aquí en la ciudad, la gente estaba acostumbrada a que toda la educación básica debía ser impartida diariamente por turnos de ocho horas aproximadamente en promedio, dependiendo el nivel. El sueño de los padres de deshacerse de sus hijos por ese tiempo ha sido aniquilado por la situación de salud mundial actual y los niños han tenido que enfrentarse a las pantallas que se han vuelto sus enemigas, en este país por ejemplo tenemos la iniciativa de los programas de Aprende En Casa II que en su mayoría son aburridos, te distraen fácilmente y en general el contenido no aporta mucho a la creación de nuevo conocimiento, los padres o los tíos nos hemos tenido que convertir en maestros sin pago que envían tareas al por mayor, sin la guía mínima para saber dinámicas de cómo llevar y hacer la formación y creación de nuevos aportes a los niños.

Tengo un sobrino de siete años de edad por quien conozco la situación de primera mano. Sobre esta batalla educativa a la que se enfrentan los niños, he visto en él muy poco avance en lo que aprende, intento hacer divertidos los contenidos con juegos que le puedan llamar la atención pero es muy difícil que esté atento. Mi familia sospecha que tiene cierto nivel del Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) pero no se le ha tratado. El sólo tener esa idea en mente es una locura, literalmente, por llamarle de alguna forma, porque me hace cuestionar: ¿qué tan controlados deben estar los nuevos educandos para aprender realmente, qué tan adiestrados estamos junto con el sistema por pensar que no es normal que un pequeño de segundo año de primaria se distraiga tanto, que no atienda para nada la mirada a las tele clases pero sí a algunas caricaturas o telenovelas que por distracción de los adultos ve, qué tan locos están los mismos adultos de hacer de un niño una réplica de sus infancias, qué apoyos deberían conocer y tener en cuenta los padres, antes de decidir realmente, si están seguros de tener hijos, pues creo que no se dan cuenta todo lo que conlleva pedagógicamente hablando, decidir tenerlos, no saben la responsabilidad que representa formar la existencia de un menor, cosa que los nahuas sí reconocían. Y no quiero que de alguna forma piensen que estoy de acuerdo con la forma de crianza de ellos, refiriéndome a los castigos que la cultura natal del valle de México implementó. Para nada, pero de lo que se sabe, podemos decir que eran responsables por las vidas que traían al mundo.

Creo que a pesar de los tiempos en los que vivimos, en un mundo capitalista en deterioro y sin esperanzas dada la crisis sanitaria que nos tiene hoy tomando clases en línea, podemos dirigir la mirada hacia un nuevo horizonte. La cuestión para dar ese giro será pensar en qué tan humanizarte queremos que sea el proceso de educación para las nuevas generaciones. Estamos en un momento clave para redirigir los sistemas caducos con los que crecimos, pues si te pones a pensar e investigar, ¿cuántas veces han cambiado los planes de estudios de la educación básica en México en los últimos 50 años? y ¿quién se encarga de plantear nuevos temas y formas de impartir el conocimiento?

Yo estoy harto de que casi siempre se traten las discusiones, de lo que sí y qué no se debe conocer por los menores, de adultos, políticos principalmente, haciendo berrinches desde sus ideologías, muchas veces religiosas y dogmáticas y no de lo que es mejor para las infancias. Hablando de esto: ¿cuál es la función de la educación? ¿Vamos a humanizar y concientizar con los saberes a los niños o los vamos a reformar para que entren en cajas de cristal, desde donde aparenten ser buenos estudiantes pero que no tengan la capacidad de discernir entre lo que está sucediendo en el mundo y en su propia cabeza?


Para ahondar en esto quisiera poner sobre la mesa algo con lo que podría ejemplificar lo que trato de decir: el PIN parental, iniciativa que comenzó por grupos ultraconservadores religiosos que conjunto al partido político de derecha VOX de España buscan censurar ciertos temas de las escuelas para mantener cierta información lejos de sus hijos, esta iniciativa ha llegado a Latinoamérica y en México se está proponiendo por medio de partidos políticos como PES y PAN quienes insisten en que los centros educativos deben informar los contenidos sobre educación sexual y género principalmente, y ser aprobados por los padres antes de ser llegados a los niños. Para dar un poco de contexto, el término procede de la palabra inglesa PIN (Personal Identification Number, número de identificación personal) y hace referencia a el código que los padres ingresan al televisor o dispositivos electrónicos para bloquear ciertos contenidos a sus hijos, es justamente una metáfora a la selección de información y adoctrinamiento que los padres temen (Olga Sanmartín, El Mundo 2020).

El PIN Parental es un ejemplo de la manipulación que desean tener ciertos grupos para mantener la información seleccionada para los estudiantes y con esto ¿qué se puede esperar de las futuras generaciones y más en estos tiempos donde lo que no te enseñan en la escuela es tan sencillo de encontrar como peligroso, en cuanto a que sea la información certera, a un clic de distancia en el internet?

¿De qué sirve en pleno 2021 el PIN Parental como panóptico en los jóvenes? ¿Se puede aprender algo de la censura? ¿Cómo le damos información certera a los menores que puedan aprovechar y utilizar en su futuro? ¿Cuánta información nos hizo falta a nosotros en nuestra juventud y tuvimos que descubrirla con mucho esfuerzo y a veces peligro en los lugares menos esperados? ¿De qué nos podríamos ahorrar la sociedad con contenidos más abiertos y sin dichos sin tapujos?

Mi esperanza idealista, de una mente poeta, es que los infantes del futuro (no tan lejano) puedan identificarse con los personajes narrados en las nuevas historias que les contemos, que encuentren una guía con que ir de la mano, con confianza. Que los errores que se cometieron por los sistemas hechos para reformar y titular en masa sean cuestionados, que las nuevas generaciones hablen por sí mismas, que existan desde su propia resistencia al olvido e ignorancia, que sean visibles sus problemas y a la vez, los educadores se actualicen y preocupen por el futuro de las voces que tienen a su cuidado.

Si no hubiese nada nuevo sólo existiría la posibilidad de la repetición perpetua, para dar lugar a lo nuevo hay que sostenerse de alguna manera en la disrupción (Cerletti, 2008, pp. 24, 25 )

Por mucho tiempo, mientras crecía, negaba por completo un futuro donde yo pudiese ser maestro, principalmente por los ejemplos que tuve a lo largo de la vida. No digo que todos los que me llegaron a enseñar fueron malos profesores, sin duda hubo notables maestras quienes son hoy mis amigas y me han guiado a que hoy no me desagrade la idea por completo de la enseñanza, incluso lo pienso más seguido, hablando de lo que hemos platicado hasta ahora y con la realidad poniéndonos un tope en cada esquina, me pregunto, ¿qué tipo de maestro quiero ser y qué quiero enseñar, hacia dónde debe dirigirse el conocimiento y si en verdad nos puede hacer libres?

Estas y más preguntas me hago sin responder y se van acumulando con las otras tantas que ya mencioné.

Quiero sin duda, al menos, como los antiguos padres nahuas a sus hijos, poner a mi sobrino delante de un gran espejo para que pueda aprender a conocerse y hacerse dueño de sí mismo, ayudar a su formación de rostro y corazón y así pueda incorporarse a la vida que decida tener.

Creo que los saberes deben compartirse para generar un ciclo de compartición con los otres que genere la comunidad, como decía Carlos Lenkersdorf: el nosotros no borra al individuo sino que le da paso para desarrollar todo su potencial (Lenkersdorf, Filosofar en clave tojolabal, 2002 p 176). La información debería ser horizontal y para todo quien la busque. A veces me pongo a pensar en qué sentido existencialista y determinista podría tener seguir preguntándonos estas cosas, pero llego por lo general al mismo punto y es que, a fin de cuentas, en este momento seguimos con vida, en este momento estamos estudiando y tomando esta clase, leyendo este texto y no hay nada más en mis planes por el tiempo en que dura esta lección. Estamos aquí y ahora. Por lo tanto qué más da si mañana pasa algo más terrible, (si eso se puede), de lo que nos pasa por ahora, como dicen en mi grupo de AA, solo por hoy vamos a vivir la vida y mantenernos sobrios, en este caso utópicos por la educación, en este lado de las cosas de la desinformación y andemos.

La curiosidad por el conocimiento tiene esperanzas y la filosofía es una respuesta para la educación, o al menos eso creo hoy, ya mañana será otro día.



Referencias:


CERLETTI A. Repetición, novedad y sujeto en la educación. Un enfoque

filosófico y político. Argentina, Del estante editorial, 2008.


LEÓN PORTILLA, M. La filosofía náhuatl. UNAM. México, 1989.


LENKERSDORF, C. Filosofar en clave tojolabal. Porrúa-UNAM. México, 2000.


SANMARTÍN, O. R. (2020, January 20). Qué es el pin parental, la herramienta para que los padres puedan vetar contenidos en las aulas. Retrieved April 1, 2021, from ELMUNDO website: https://www.elmundo.es/espana/2020/01/20/5e257c8ffc6c83085c8b458a.html


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